jueves, 16 de junio de 2016

Reseñas Breves 2x1 - "Si el amor es una isla" + "Cruzando los límites"

Si el amor es una isla - Esther Sanz

Esther Sanz nos traslada a la isla de Sark, en el Canal de la Mancha, y a un hotel en el que parece que el tiempo se ha detenido. Ése será el destino de Luisa, una joven que, para hacer frente a las facturas médicas de su padre, aceptará un trabajo lejos de su casa por un período no inferior a un año y a cambio de un sueldo que se ve incapaz de rechazar.

La isla y sus residentes parecen vivir al margen del resto del mundo y son muchos los habitantes que parecen tener un carácter un poco particular. Especial interés despertará en la joven la figura del amo: Patrick Groen, de quien muchos hablan y no siempre bien.

La curiosidad de Luisa la llevará a tantear los límites de lo permitido dentro del hotel exponiéndola a castigos laborales y a altos riesgos sentimentales.

La historia, contada en primera persona por la joven, se hace algo predecible en algunos puntos de la trama: la relación entre Patrick y Jim, o el pasado de Elizabeth, por ejemplo.

Dentro de la subtrama romántica, la relación entre Patrick y Luisa se me hizo muy dulce aunque debo reconocer que no terminó de encandilarme del todo. Quizá debido a que me parecía todo demasiado direccionado desde el principio y me faltaron la sorpresa o el enganche deseados.

La ambientación me gustó mucho desde el comienzo pero sentí que podría haber estado mejor aprovechada, tanto en lo referente al hotel en sí mismo, como fuera de sus muros. Esther Sanz consigue transmitir la personalidad de la isla y dotarla de una imagen muy característica de misterio, de aislamiento, de secretos, de ser en sí misma un mundo aparte... pero sin renunciar a sus bellos rincones. Y reconozco que me encandiló, pero me habría gustado que hubiese profundizado más. 

Y lo mismo puedo decir de la trama. Creo que había condimentos suficientes para haberle sacado algo más de chicha. Por ese motivo valoro muy positivamente lo entretenido de la historia y la ambientación del paraje en sí, pero poco más.

★★★☆☆



Cruzando los límites - María Martínez

En esta ocasión nos encontramos con una historia focalizada en los personajes de Savannah y Caleb, dos protagonistas totalmente contrapuestos en lo que a sus orígenes se refiere.

La historia nos introduce primero en el pasado de Caleb. Un adolescente que, harto de los abusos de su padre, un día dice basta y termina enfrentándose a él. No sin consecuencias.

Después de cumplir un tiempo en un reformatorio, Caleb decide no regresar a Port Pleasant y a su pasado, sino que se marcha a vivir con su tío a Santa Fe. Sin embargo, un hecho fatal le obligará a volver a casa y a enfrentarse a sus fantasmas: su hermano pequeño ha muerto.

Decidido a no pasar en Port Pleasant más tiempo del extrictamente necesario, Caleb dedica sus horas a ayudar a su madre reformando la casa donde vive y también se reencontrará con viejos amigos. Aceptará además un trabajo temporal de manitas en la misma casa en la que su madre trabaja como empleada del hogar: la casa donde vive Savannah.

Ella es todo lo contrario a Caleb, una niña bien del barrio bueno que está a punto de comenzar su andaina universitaria. Acaba, además, de romper con su novio, Brian: el típico chico bueno y rico que todo padre desearía para su hija. Pero a ojos de Savannah no es más que el traidor que acaba de engañarla y con el que no tiene ningunas ganas de volver, aunque casi todo su entorno la presione para ello.

Caleb irrumpe en la vida de Savannah haciéndola recordar sus primeros años de instituto cuando ella bebía los vientos por el chico malo que no sabía ni que la joven existía.

María Martínez nos adentra en una historia muy de película adolescente americana. A quien le gusten ese tipo de tramas, le gustará este libro. Como me ha sucedido a mí. Lo confieso.

Reconozco que hay ciertos tópicos redundantes de la romántica juvenil pero pienso que lo entretenido de la trama lo compensa. 

Caleb es en sí mismo un cliché con patas: chico de barrio pobre interesado en chica rica inaccesible, acostumbrado a que nunca lo rechacen y con un pasado oscuro que lo atormenta. Este último aspecto está relacionado con su figura paterna, con la que él y sus arranques de ira/mal carácter se siente por momentos identificado, lo cual le asusta especialmente.

La relación de Caleb y Savannah responde también un poco a los tópicos de: él se enamora por primera vez y ella se enamora para siempre. Pero funciona. Y engancha. Y se hace creíble. Y me ha gustado. Bastante.

La química/atracción/pasión/calentón que nos va descubriendo la autora entre los protagonistas se hace, como poco, adictiva.

Dentro de los tópicos ya mencionados quiero dejar patente que me gustó mucho la reacción de los padres de Savannah al enterarse de la relación de su hija con Caleb. Me esperaba algo muy cliché y la autora me sorpendió, me pareció creíble y agradezco que en momentos así se rompan lanzas contra los prejuicios de esa manera. Chapó.

Llegado cierto punto de la historia hay un giro en la trama que retoma el motivo principal por el que Caleb regresó a Port Pleasant. Y, aunque la resolución no deja de ser bastante previsible, está muy bien llevado todo el desarrollo por parte de la autora para que al lector se le haga interesante y entretenida esa parte del libro, incluso aunque nos imaginemos el desenlace de antemano.

He dejado para el final dos de los puntos que más me han fascinado y han sido dos secundarios: Tyler y Cassie. Reconozco que, en algún momento, llegaron a fascinarme tanto que eclipsaban a los verdaderos protagonistas de la historia. Dicho esto supongo que, para finalizar, lo más lógico del mundo es confesar que me muero de ganas por leerme en breve Rompiendo las reglas.

Mi primera toma de contacto con María Martínez ha sido muy buena, así que, con ganas de repetir.

★★★★

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