Autor: Margaret Atwood
Editorial: Salamandra
Fecha de publicación: 1985 (presente edición 2017)
Páginas: 412
Mi puntuación: ★★★★☆
Sinopsis:
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.
Los peligros inherentes a mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de sus ideas y la potencia de su prosa.
Cogí este libro con muchas ganas y mucho ritmo de lectura hasta que la realidad que plasma me lo quitó todo, porque me dolía. Algo totalmente nuevo para mí porque nunca antes un libro me había afectado de esta manera. Llegó un punto en el que no era capaz de leer más allá de unos cuantos capítulos al día, era mentalmente inviable.
El personaje y la fuerza de Moira.
Cómo se relacionaban los relatos de pasado y presente.
La narración de Margaret Atwood.
Sinopsis:
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.
Los peligros inherentes a mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de sus ideas y la potencia de su prosa.
Opinión personal:
AVISO: Voy a ser descarnadamente sincera y es altamente probable que se me escape algún tipo de detalle (que no spoiler) a la hora de argumentar que quizá no les interese leer a los que quieran llegar vírgenes al 100% de todo y del todo a esta novela.
Diga lo que diga, soy consciente de que esta reseña no va a estar a la altura. Y, sobre todo, que me dejaré muchas cosas en el tintero en detrimento de las sensaciones que me provocaba a la hora de leerlo.
Ha sido una lectura horrible. Pero HORRIBLE así con mayúsculas. Por descorazonadora e hiriente, no por demérito de la autora, sino por la historia en sí. Y lo ha sido para mí, lectora y ser humana particularmente sentida a la que todo le afecta. Y cuando digo todo, es todo.
Hay una frase en el propio libro que para mí describe la novela a la perfección y es la siguiente:
"Si sólo es un cuento, parece menos espantoso".
El "cuento" que precisamente nos narra Defred es tan opresivo que me asfixiaba. Su forma de entremezclar su presente con diferentes momentos de su pasado servía como contrapunto de la balanza para medir todo lo que ella, y el resto de mujeres, habían llegado a perder realmente. Cómo de un día para otro comienzan una serie de cambios que llevan a esa sociedad a segregar y a convertir a las mujeres en meros objetos para un fin: Tías, Esposas, Marthas, Criadas... Figuras con una función muy concreta en torno, y bajo, la autoridad masculina.
Quizá sea el devenir de los acontecimientos en el principio de ese estado de gobierno lo que más me afectó. El cómo una generación de mujeres que habían gozado de las libertades de poder estudiar, trabajar, tener una cuenta propia de ahorro en el banco... descubren un día que ya no más, que dependerán para todo de la figura masculina más cercana. Y cómo se les hará asumir con cierta naturalidad, después del adoctrinamiento pertinente, que eso es lo correcto.
Me pareció muy llamativo (y doloroso) ese grado de sometimiento. Porque no es lo mismo que esa sumisión la alcancen con generaciones futuras desconocedoras de las libertades anteriores sino que es en esas mismas mujeres que un día disponían de su empleo digno y su dinero propio en el banco las que, con el temor del que se sabe ajusticiado a la mínima y después de ser adoctrinadas, asumen esa vida con la resignación del que se ve derrotado. Al menos en la mayoría de los casos.
Incluso destacaría la figura de la madre de Defred, a quien Margaret Atwood nos presenta como una persona muy activa en la lucha por los derechos de la mujer. Y, de un año para otro, la sociedad vira las tornas de esa manera: pasando de la lucha por tus derechos al sometimiento más absoluto. Y he aquí otro fragmento que me impactó y que hace mención a ese sometimiento:
"Dejad que la mujer aprenda en silencio, con un sometimiento total. Total".
No sé, ha sido un libro que me ha hecho pensar mucho y me ha dado mucho miedo del ser humano y de su capacidad dañina. A veces necesitaba recordarme a mí misma que estaba leyendo ficción porque me lo llevaba al terreno de lo personal y se convertía en un sin vivir.
Por poner un ejemplo: ha sido como esa película de miedo que vemos cuando somos niños y nos vamos a la cama pensando que a lo mejor hay un monstruo escondido debajo del colchón, aún cuando sabemos que es una película y no es real. Pues aquí, lo mismo: sé que es un libro, sé que no es real; pero de todas maneras me quedo con ese temor de que alguno de esos monstruos con ideas tan peligrosas pueda vivir más allá de las páginas de este libro.
Mi aplauso infinito a la habilidad narrativa y de desarrollo de la autora porque consigue reflejar una sociedad que no te deja indiferente sino que te traslada a ese lugar y a ese momento aunque duela, aunque duela mucho. Porque la narración de Defred atrapa y te hace partícipe.
En lo que a mí respecta podrían catalogar El cuento de la criada en el género de terror y no sería yo quien les dijese que se equivocan.
¿Qué no me ha gustado?
La sociedad que describe. Esa realidad en su conjunto.
¿Qué es lo que más me ha gustado?
Cómo no te deja indiferente y te llega al alma.El personaje y la fuerza de Moira.
Cómo se relacionaban los relatos de pasado y presente.
La narración de Margaret Atwood.
★★★★☆
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